Sobre la comunidad

El control biológico natural, ejercido por los depredadores y parasitoides naturales de las plagas, está presente en todos los ecosistemas terrestres, tanto naturales como agrícolas, y es un mecanismo que siempre permanece activo. Por lo tanto, constituye un servicio ecosistémico de gran valor económico que se ha llegado a valorar en 400 mil millones de dólares anuales. De hecho, se calcula que entre el 50-90% de las plagas de los cultivos agrícolas están controladas de forma natural por sus enemigos naturales. La teoría agroecológica predice que los paisajes agrícolas intensivos pierden biodiversidad y carecen de los recursos necesarios para mejorar la supervivencia y desarrollo de los enemigos naturales. Estos recursos son: alimento en forma de polen y/o néctar, presas alternativas y protección frente a condiciones adversas. Por tanto, una de las primeras actuaciones para paliar la falta de diversidad en los paisajes agrícolas es el manejo del hábitat con setos de vegetación autóctona y refugios para insectos beneficiosos. Esta estrategia está orientada a favorecer los enemigos naturales de las plagas y mejorar el control biológico natural en los sistemas agrícolas.